La protección catódica es conocida por ser la más eficiente en la protección de superficies metálicas que se encuentran en permanente contacto con el agua, es el caso de tuberías de todo tipo, termos, acumuladores, interacumuladores, fancoils, aerotermias, ámbitos salinos y, muy especialmente en el tratamiento anticorrosión de cascos de barcos. Sin embargo existe otra aplicación de esta tecnología y es como antifouling o antiincrustante, un problema muy importante tanto para el casco como las tuberías del barco en contacto con el mar, como es el caso de las tuberías de refrigeración.
Por qué ocurre la corrosión
La corrosión es un proceso electroquímico que ocurre a escala microscópica. Poco a poco, millones de electrones presentes en los átomos, comienzan a viajar de una parte del metal a otra. Esto sucede debido a la diferencia de cargas del material en cuestión. Como si de un imán se tratara, los electrones se sienten atraídos por las cargas positivas del polo opuesto. La zona que pierde electrones se denomina ánodo, mientras que la que recibe, se conoce como cátodo.
Al ser la corrosión un fenómeno electroquímico, se necesita un método que actúe de esta misma forma para combatirla. Esto es lo que logra la protección catódica por corrientes impresas. Veamos de qué se trata.
Protección catódica anticorrosión
El sistema de protección catódica consta de varios elementos. En primer lugar, cuenta con ánodos, su función consiste en liberar la carga eléctrica necesaria para compensar la pérdida de electrones que se produce en ciertas regiones del metal. La electricidad viaja a través de la superficie metálica y de la propia agua que rodea el continente.
Otros componentes, denominados células de referencia, miden el potencial eléctrico del continente, a fin definir en qué momento se requiere aplicar una corriente eléctrica por medio de los ánodos y, al mismo tiempo, determinar la intensidad de la descarga.
La protección anticorrosión por corrientes impresas no sería posible si no fuera por el panel de control. Este gestor, recibe información sobre la diferencia de cargas de las células de referencia y actúa en consecuencia, regulando la potencia de salida de los ánodos.
Siempre que este sistema funcione de forma adecuada, la protección del termo, acumulador o interacumulador (y otras piezas esenciales) contra la corrosión está prácticamente asegurada durante toda la vida útil del barco. Sin duda, el sistema de protección catódica es uno de los más efectivos hoy en día.
Por qué ocurre la corrosión
La corrosión es un proceso electroquímico que ocurre a escala microscópica. Poco a poco, millones de electrones presentes en los átomos, comienzan a viajar de una parte del metal a otra. Esto sucede debido a la diferencia de cargas del material en cuestión. Como si de un imán se tratara, los electrones se sienten atraídos por las cargas positivas del polo opuesto. La zona que pierde electrones se denomina ánodo, mientras que la que recibe, se conoce como cátodo.
Al ser la corrosión un fenómeno electroquímico, se necesita un método que actúe de esta misma forma para combatirla. Esto es lo que logra la protección catódica por corrientes impresas. Veamos de qué se trata.
Protección catódica anticorrosión
El sistema de protección catódica consta de varios elementos. En primer lugar, cuenta con ánodos, su función consiste en liberar la carga eléctrica necesaria para compensar la pérdida de electrones que se produce en ciertas regiones del metal. La electricidad viaja a través de la superficie metálica y de la propia agua que rodea el continente.
Otros componentes, denominados células de referencia, miden el potencial eléctrico del continente, a fin definir en qué momento se requiere aplicar una corriente eléctrica por medio de los ánodos y, al mismo tiempo, determinar la intensidad de la descarga.
La protección anticorrosión por corrientes impresas no sería posible si no fuera por el panel de control. Este gestor, recibe información sobre la diferencia de cargas de las células de referencia y actúa en consecuencia, regulando la potencia de salida de los ánodos.
Siempre que este sistema funcione de forma adecuada, la protección del termo, acumulador o interacumulador (y otras piezas esenciales) contra la corrosión está prácticamente asegurada durante toda la vida útil del barco. Sin duda, el sistema de protección catódica es uno de los más efectivos hoy en día.