Consejos para adaptar tu casa a las temperaturas extremas del verano

Estas son algunas recomendaciones, en forma de hábitos y proyectos, para conseguir mantener tu vivienda fresca en verano. ¿El objetivo? Alcanzar una temperatura de confort óptima y constante sin disparar el consumo energético

“Si revisamos los modelos climáticos, existe un aumento global de las temperaturas. Debemos modificar nuestras pautas para adaptarnos lo mejor posible al calor y esto incluye nuestras viviendas”, explica Gerardo Wadel, doctor en arquitectura y socio fundador de la asesoría ambiental Sociedad Orgánica. Lo estamos viviendo este año: la primavera y el verano de 2022 están batiendo récords, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Todo indica que esta tendencia se va a acentuar, así que adaptar nuestras casas es clave para no pasar tanto calor y, además, ahorrar energía

Aislar techos y paredes con espuma de poliuretano, una alternativa para reducir el gasto en climatización
El aislamiento técnico gracias a las ventanas y puertas de altas prestaciones, la ausencia de puentes térmicos (elementos en la fachada por los que se escapa el calor) o la ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor mantienen una temperatura interior constante de entre 22 y 24 grados. No necesita, por tanto, ni calefacción ni aire acondicionado y consigue situar la demanda energética térmica en solo 10 kWh/m2, un 90% menos que una casa convencional.

Aislamientos y ventanas de PVC para aislar nuestra casa
Una opción más accesible es acometer una rehabilitación energética de nuestra casa, que incluya poner aislamiento en los muros e instalar ventanas de PVC. Según la Asociación de Consumidores y Usuarios (OCU), un 50% de las viviendas pueden estar mal aisladas en España, ya que se construyeron antes de 1980, fecha en la que empezó a ser obligatorio poner unos espesores mínimos de material aislante en techos, paredes y ventanas. Este deficiente aislamiento térmico puede explicar por qué en nuestro país el 42% del consumo doméstico de energía se dedica a la climatización.

Entre los materiales que se pueden usar para aislar los muros destaca la espuma de poliuretano, un material muy versátil que está presente en infinidad de objetivos cotidianos, sobre todo del sector del confort, como muebles, colchones y asientos de coche. “Debido a su baja conductividad térmica, la espuma de poliuretano rígido presenta unas propiedades aislantes muy buenas”, explica Raquel Sánchez Magdaleno, gerente sénior de productos intermedios en Repsol Technology Lab. “Esta característica hace que, comparado con otros materiales destinados a esta aplicación, se necesite menor espesor para conseguir la misma capacidad aislante, optimizando de esta forma el coste”.

Continuando con los materiales, es importante conocer sus características físicas, en especial de suelos, paredes y techos, para usarlas a nuestro favor. La cerámica, por ejemplo, tiene una gran capacidad para transmitir la temperatura, por lo que puede ser un elemento refrescante si se coloca en una zona poco soleada. Utilizar materiales de origen natural en los revestimientos, como la arcilla o cal, por otro lado, ayuda a regular el aire interior y mantener la humedad entre un 50 y un 60%.

Las medidas ‘de toda la vida’ siguen vigentes
Para mantener una temperatura interior agradable y constante, otra opción práctica es aplicar mecanismos de “gestión natural” y de adaptación, tal y como los denomina Wadel. “Antes de apresurarnos a colocar placas fotovoltaicas o cambiar la bomba de calor podemos incorporar pautas de vida distintas. Cambiar de vestimenta o de tipo de alimentación en verano o variar el horario laboral si teletrabajamos serían los primeros pasos para evitar actividades que generan calor corporal durante las horas de mayor radiación solar”, enumera el arquitecto.

Además, recomienda incorporar todo el aprendizaje de las generaciones anteriores: la ventilación cruzada, que genera corrientes de aire natural abriendo ventanas en lados opuestos de la vivienda o manteniendo las persianas semicerradas; aprovechar el sombreamiento con toldos o voladizos (que pueden reducir la incidencia solar en un 40%); y controlar, en la medida de lo posible, la humificación colocando plantas, que ayudan a regular la humedad. Son las llamadas medidas pasivas.

En caso de no contar con mecanismos de control solar como persianas o ventanas de madera con portillos, que no requieren de grandes inversiones, Wadel recomienda instalarlos antes que apostar por maquinaría de climatización. Si decidimos invertir en aire acondicionado, este debe gestionarse con cabeza. “No toda la superficie de un piso tiene que estar en modo ‘on’ u ‘off’. Podemos enfriar un 20% o 30% de la vivienda para generar confort en los espacios que estemos utilizando en aquel momento y reorganizar nuestras actividades en estos espacios”, afirma Wadel.



Otro factor tiene que ver con la antigüedad de luces y electrodomésticos, que generan y concentran calor. Todo esto fuerza las instalaciones y eleva el consumo de energía y por tanto su coste. En el caso de las bombillas, se recomienda sustituir las halógenas por LED, ya que generan un 80% menos de calor. Si nos referimos a los electrodomésticos, aquellos que no cuentan con etiquetas de eficiencia energética pueden elevar, en su conjunto, unos 3ºC la temperatura del hogar.

 
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