Una reacción nuclear similar a la del Sol, impulsa las esperanzas de lograr energía ilimitada, aunque falta al menos una década para su uso comercial.
Desde los años cincuenta, los físicos han tratado de aprovechar la reacción de fusión que alimenta al Sol, pero hasta ahora ningún grupo de investigación había sido capaz de producir más energía de la reacción de la que consume. Este hito es conocido como energía neta ganancia o ganancia objetivo y ayudaría a proporcionar una alternativa confiable y abundante a los combustibles fósiles y convencionales y a la energía producida por la fisión nuclear.
Ahora, científicos del Gobierno de Estados Unidos han hecho un gran avance en la búsqueda de energía ilimitada y sin emisiones de carbono al lograr una ganancia neta de energía en una reacción de fusión por primera vez, según publica Financial Times y anunciará mañana el Departamento de Energía de Estados Unidos. "Es un hito que abre el camino a la producción energética ilimitada, barata y limpia", según el diario británico.
El Laboratorio Nacional Federal Lawrence Livermore en California, que utiliza un proceso llamado fusión por confinamiento inercial ha logrado esta ganancia neta de energía en un experimento de fusión que realizó hace dos semanas.
El confinamiento inercial consiste en conseguir las condiciones necesarias para que se produzca la fusión nuclear dotando a las partículas del combustible de la cantidad de movimiento necesaria para que con el choque de las mismas se venza la barrera de Coulomb y así se pueda producir la reacción nuclear de fusión. Este laboratorio federal lo ha logrado bombardeando una diminuta bolita de plasma de hidrógeno con el mayor láser que existe en el mundo.
Aunque muchos científicos creen que las centrales eléctricas de fusión todavía están a décadas de distancia de poder lograrse, el potencial de esta tecnología es enorme. Las reacciones por fusión no emiten carbono, no producen residuos radiactivos de larga vida larga y una pequeña porción de combustible de hidrógeno teóricamente podría alimentar un hogar durante cientos de años.
Se trata de una de las prioridades de la administración de Joe Biden, que ha impulsado desde su llegada al poder una línea que lleva desarrollándose décadas. La búsqueda de una energía que permita prescindir de los combustibles fósiles y no genere CO2, pero tampoco provoque residuos radiactivos como la nuclear y no dependa del clima como las renovables, ha recibido impulsos de inversión multimillonarios por los enormes beneficios que puede aportar a la economía y al bienestar.